Texto: 41 de 81
Cuando un sabio oye hablar del Tao, se aplica en vivir conforme a él.
Cuando un hombre normal oye hablar del Tao, tan pronto lo conserva como lo abandona.
Cuando un hombre inferior oye hablar del Tao, se ríe a carcajadas.
Si no se riese a carcajadas, no se trataría del verdadero Tao.
Por eso dice el proverbio:
«El Tao, siendo claro, parece oscuro.
El Tao, siendo el progreso, aparenta ser un regreso.
El Tao, siendo un sendero llano, parece escarpado.»
La virtud más elevada parece el fondo de un valle.
La virtud más pura se manifiesta como pudor.
La virtud más abundante parece insuficiente.
La virtud más firme parece debilidad.
La virtud más auténtica parece falsa.
El gran cuadrado no tiene ángulos.
El hombre de talento tarda en aparecer.
Las notas más elevadas apenas pueden oírse.
La forma más grande no se abarca con la mirada.
El Tao está oculto y carece de nombre.
Pero sólo el Tao puede iniciar las cosas y llevarlas a su plenitud.
Se acepta la voluntad para mantener este sitio.
|
Tao Te Ching de Lao Tsé