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Las palabras precisas no son necesariamente elegantes. Las palabras bonitas no siempre son dignas de confianza. El bondadoso no es necesariamente elocuente. El elocuente puede ser malvado. Aquel que sabe no discute; aquel que no sabe discute. La persona sabia no es egoísta; ella actúa por el bien de los demás. El Gran Tao se preocupa por el bien de todos los seres vivos. Todo lo que Tao hace para ellos carece de violencia y no le causa daño a nadie. La persona sabia también actúa sin violencia y no le hace daño a nadie con nada.